Bienvenido al módulo Exploración de las soluciones de adaptación al calor. Las soluciones para la resiliencia ante el calor pueden ofrecer muchos beneficios sanitarios, económicos, educativos y relacionados con las infraestructuras. Los beneficios colaterales de estas soluciones pueden aportar una mejora de la calidad del aire, la reducción del consumo de energía y la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero puede que el abanico de estrategias y tecnologías disponibles en materia de refrigeración, educación y protección de la salud llegue a resultar algo abrumador.

Este módulo te ayudará a identificar las soluciones más eficaces para tu contexto local. Durante esta fase podrás identificar a los socios y los recursos necesarios para conseguir un buen diseño, implementación y seguimiento. Las intervenciones seleccionadas deben abordar directamente las vulnerabilidades e impactos identificados en la fase previa de evaluación.

Debate con los líderes de la comunidad, expertos técnicos y demás partes interesadas que se hayan implicado hasta la fecha cuáles son las soluciones de resiliencia ante el calor más apropiadas en vuestro contexto. Da prioridad a la adopción de un enfoque integrado de soluciones múltiples en lugar de implementar  una única solución. Las soluciones adecuadas para tu zona variarán en función del contexto local, dependiendo de cuáles son las amenazas que pueden causar mayores daños. Sin embargo, si se usa una combinación de diferentes enfoques que puedan aplicarse a escala, se conseguirá un mayor impacto que si se invierte en un solo enfoque, ya que se beneficia de los efectos del refuerzo mutuo. Los beneficios combinados serán mayores que los de cada parte por separado.

En términos más generales, el mejor enfoque para hacer frente a los peligros del calor extremo es un plan de adaptación flexible que incluya una secuencia de estrategias que aumenten la resiliencia y reduzcan el riesgo al aplicarse conjuntamente. Muchas de las políticas, planes y normativas existentes tendrán un impacto en tu objetivo de aumentar la resiliencia ante el calor. Por ejemplo, cualquier iniciativa municipal destinada a proteger la biodiversidad o a aumentar el acceso a los espacios verdes puede suponer una buena oportunidad para integrar la perspectiva de la correlación entre calor y salud para plantearse si dichas iniciativas se centran en las zonas de la ciudad donde hace más calor. La construcción de edificios con eficiencia energética no sólo protege a las personas del calor extremo, sino que puede ayudar a solucionar los retos económicos y energéticos de las comunidades. A la hora de identificar soluciones y tecnologías específicas, considera qué otros retos afronta tu comunidad y cómo pueden abordarse también desde las políticas contra el calor.

Algunas soluciones pueden tener plazos de aplicación largos y costes elevados, y pueden no ser viables. Trabaja con esas partes interesadas y revisa la investigación existente para identificar cuáles son las intervenciones más apropiadas para tu clima y geografía (véase realización de una evaluación inicial de los riesgos del calor), así como los posibles calendarios de implementación y las fuentes de financiación.

Falta de concienciación

La administración municipal, la sociedad civil y los residentes a menudo desconocen o subestiman el impacto del calor y, por lo tanto, pueden considerarlo poco importante o algo normal. Llevar a cabo un análisis o mapa de calor o una evaluación de la vulnerabilidad, como se explica en la fase de evaluación, cuantificará y pondrá de relieve los impactos sanitarios y económicos del calor. La participación de las partes interesadas en estas evaluaciones o en una campaña de comunicación sobre el calor también puede generar mayor comprensión e impulso para luchar contra este problema.

Falta de acceso a fondos y financiación

Aunque las medidas de adaptación y preparación ante el calor oscilan entre las de bajo coste o coste cero hasta los grandes proyectos de reurbanización e infraestructuras, puede costar trabajo encontrar presupuestos públicos, fuentes filantrópicas u otros flujos de capital para estos proyectos. A la hora de defender estos proyectos, hay que analizar y concienciar tanto sobre los costes existentes del calor (por ejemplo, la carga adicional sobre infraestructuras críticas como la sanidad y la energía o la reducción de la productividad laboral) como sobre los ahorros potenciales que se conseguirían con el proyecto (por ejemplo, la reducción de las facturas energéticas) y en combinación, ambos, podrían compensar el coste de la inversión a lo largo del tiempo.

Falta de titularidad del proyecto

Dados los efectos transversales del calor en la salud pública, las infraestructuras, la gestión de catástrofes y en otros sectores, a menudo no hay un único «titular» o agencia gubernamental responsable del proyecto. Algunas ciudades y regiones han abordado esta carencia creando un grupo de trabajo sobre el calor y la salud que reúne a las partes interesadas de todo el espectro de organismos, organizaciones y comunidades que deben participar en la preparación para el calor. En otros casos se ha nombrado a un responsable de la lucha contra el calor para que comunique los efectos del calor y coordine los esfuerzos de los organismos en materia de políticas y proyectos relacionados con el calor.

La gentrificación verde puede producirse cuando el proceso de restauración medioambiental o el despliegue de infraestructuras adaptadas al clima repercute negativamente en los residentes actuales. Por ejemplo, los nuevos parques o corredores verdes pueden provocar un aumento del valor de la propiedad, de los alquileres y de la demolición de los edificios existentes, y pueden causar el desplazamiento inmediato o eventual de los residentes actuales. Estos resultados negativos suelen perjudicar de forma desproporcionada a los residentes de una determinada raza, nivel de ingresos o grupo social.

A la hora de determinar el tipo y la ubicación de un proyecto específico de resiliencia ante el calor. , además de tener en cuenta las zonas de la ciudad que tienen temperaturas más altas, infraestructuras de refrigeración menos desarrolladas o mayor número de residentes vulnerables al calor, también hay que considerar las repercusiones más generales del proyecto y cómo puede contribuir a la dinámica existente de marginación y desplazamiento en un barrio.

La participación directa y constante de la comunidad desde el principio del proceso de planificación es esencial para evitar que los resultados no funcionen. Para ello es necesario que los miembros de la comunidad vean el proyecto como algo beneficioso y estén dispuestos a invertir su tiempo y esfuerzo. Para facilitar este proceso es importante explicarle claramente los beneficios potenciales, invitar a los miembros de la comunidad a codirigir el proceso y compensarles por su tiempo.  

Refrigeración activa frente a refrigeración pasiva:

La refrigeración activa se refiere a los mecanismos de reducción del calor que utilizan energía para disiparlo, mientras que la refrigeración pasiva se refiere a una amplia gama de materiales de construcción, opciones de diseño y soluciones naturales que reducen las temperaturas del aire interior y, cuando se despliegan a escala, también bajan las temperaturas del aire exterior. Ejemplos de refrigeración activa son el aire acondicionado, los ventiladores y la refrigeración urbana, mientras que la refrigeración pasiva incluye intervenciones como cambiar la superficie del tejado de un edificio para que refleje más luz solar y absorba menos calor, o añadir sombras en las ventanas o alrededor de los edificios.

• La refrigeración activa suele ser regulable, por lo que puede ser útil en días de calor extremo, sobre todo para las personas fisiológicamente más vulnerables al calor. Sin embargo, estas medidas activas consumen energía, y los elevados costes energéticos pueden limitar su uso en poblaciones con bajos ingresos. Además, muchas poblaciones carecen de acceso a aparatos de aire acondicionado o no pueden pagar el suministro eléctrico necesario para su funcionamiento. Por último, el uso del aire acondicionado puede aumentar el calor general de una zona, que se conoce como «calor residual».
• Las medidas de refrigeración pasiva, como las infraestructuras verdes, los techos fríos o la mejora del diseño de los edificios para reducir la retención de calor, pueden tener unos costes de construcción iniciales más elevados que los materiales convencionales, y las medidas de diseño rara vez son ajustables para días extraordinariamente calurosos. Sin embargo, el coste energético de estas medidas a largo plazo es escaso o nulo y pueden implantarse en todo el mundo, incluso allí donde no se dispone de redes energéticas estables.

Las opciones de refrigeración pasiva oscilan entre el bajo y el alto coste y para tu proyecto la elección de la tecnología debe estar en consonancia con el entorno local. Por ejemplo, la ampliación de los bosques urbanos puede tener un impacto significativo en la reducción del calor, pero en entornos con escasez de agua o propensos a la sequía, puede ser más apropiado aplicar mejoras de diseño en los edificios. Considera también cómo pueden utilizarse los diseños y tecnologías tradicionales o autóctonos de tu región para enfriar casas y barrios, como los captadores de viento y las pantallas de celosía.

Los árboles enfrían el aire circundante principalmente dando sombra a superficies como el hormigón y el asfalto, impidiendo el almacenamiento de calor, así como mediante la evapotranspiración. La reducción de la temperatura del aire gracias a los árboles urbanos puede tener un beneficio importante para la salud. Según un estudio de modelización de ciudades estadounidenses, el arbolado urbano reduce la mortalidad en unas 1.200 vidas al año.

Aproximadamente el 60% de las superficie urbana está cubierta por tejados o aceras, y muchas de estas superficies son menos reflectantes, lo que provoca una mayor absorción de la luz solar y la conversión de la energía solar en calor.

Techos fríos

• El aumento de la reflectividad de los tejados y azoteas puede reducir la temperatura de los edificios en 4,4° C, según la Agencia de Coordinación Energética de la ciudad de Filadelfia. En zonas donde las altas temperaturas provocan un mayor uso del aire acondicionado y una importante demanda de electricidad, los techos fríos pueden ayudar a reducir los picos de consumo eléctrico y ahorrar dinero a los residentes en su factura de la luz.
• Los tejados que tienen un alto grado de reflectividad no son necesariamente tejados blancos. Existen nuevos materiales muy reflectantes pero de color rojo, verde o gris.
• Con el paso del tiempo, los techos fríos se vuelven menos reflectantes debido a la acumulación de polvo, suciedad y otras sustancias. A pesar de ello, un techo frío envejecido sigue siendo mucho más reflectante que uno convencional.

Pavimentos fríos

• Los materiales de pavimentación convencionales y oscuros pueden alcanzar temperaturas extremadamente altas, sobre todo en verano, pero existen opciones de pavimentos más reflectantes o permeables que se mantienen más frescos. La reducción de las temperaturas máximas puede redundar en una mayor durabilidad, y los pavimentos más claros pueden aumentar la visibilidad nocturna, lo que se traduce en calles más seguras.
• Los pavimentos permeables (es decir, hormigón permeable, asfalto poroso, pavimentos de hierba reforzada) se enfrían de forma natural mediante la evaporación de la humedad.

Se ha demostrado que si los sistemas de alerta de calor extremo que avisan con antelación de las altas temperaturas efectos previstos sobre la salud se combinan con orientaciones para las personas sobre cómo responder ante el calor, se consigue aumentar la concienciación y salvar vidas.

Varias ciudades han puesto en marcha programas comunitarios y redes de voluntarios para reducir la probabilidad de que las personas que viven aisladas de la sociedad, personas discapacitadas o ancianas sufran daños relacionados con el calor. Entre estas actividades se puede incluir comprobaciones de que estas personas están bien, programas de amigos, líneas telefónicas de emergencia sobre salud y calor y otras formas de apoyo mutuo basado en la comunidad.

Los sistemas de refrigeración urbana suelen utilizar una fuente central (una planta central de refrigeración) y una red de tuberías subterráneas para suministrar agua fría a los edificios de una zona. Los edificios utilizan el agua para la refrigeración interior, tras lo cual el agua vuelve a la planta central y se enfría de nuevo. Estos sistemas pueden ofrecer una refrigeración mucho más eficiente para estos edificios. Sin embargo, dada la escala de la infraestructura y la densidad de la zona necesaria para desarrollar la refrigeración urbana, evalúa si en tu comunidad se van a hacer construcciones nuevas próximamente y cuentan con el capital y la capacidad técnica necesarios para invertir en este enfoque.